Antes de embarcarnos en este maravilloso viaje DE FURANCHO EN FURACHO, es necesario conocer el origen de los mismos.
Los furanchos, también conocidos como loureiros, nacieron como fórmula para poner en circulación los excedentes del vino de la cosecha propia, elaborado en casa para su consumo particular.
Se considerarán furanchos los locales utilizados principalmente como vivienda privada o dependencias vinculadas a ellas . Se encuentran la mayoría de ellos en las Rías Baixas, en la provincia de Pontevedra.
El periodo de apertura será de tres meses, que deberán estar comprendidos entre el 1 de diciembre y el 30 de junio y en lo referente a las cinco tapas que se pueden ofrecer, deben escogerse entre las once admitidas en un decreto de la Xunta de Galicia: embutidos y quesos, pimientos de Padrón, oreja y chorizo, zorza y raxo, costilla, huevos fritos, sardinas o jurelos a la parrilla, callos con garbanzos o habas, tortillas de patatas, empanadas o empanadillas o croquetas.
El vino suministrado no puede ser embotellado, sino que debe proceder del barril directamente.
Debido a la legislación, muchos de estos locales siguen desempeñando las labores de furancho, pero con licencia de restaurante y así poder seguir trabajando después del 30 junio. Este es el caso de los furanchos que comprenden este viaje, viaje que comienza ya.
La mayoría de los furanchos se encuentran en la Comarca de O Salnés y principalmente en los municipios de Cambados, Meis, Meaño y Sanxenxo.
En nuestro caso hemos visitados tres en Meaño y uno en Pontevedra. Si pinchas en el nombre del furancho, obtendrás mucha más información y fotos de la experiencia.
Los furanchos se encuentran en núcleos alejados de los pueblos y ciudades, lo que se convertía en toda una aventura para dar con ellos, cosa que hoy no ocurre gracias a google maps, mapa que encontrarás al final con la localización de los mismos.
El furancho A de Marcos se encuentra en el municipio de Meaño, fue con el que me estrené en este mundo y el que repetimos. De todos los visitados, es el que más recuerda a los antiguos furanchos, con menos lujos pero con gran calidad de producto.
Nada más llegar te encuentras un parking para dejar los coches a la sombra de los viñedos, al igual que la terraza que también se encuentra a la sombra de los mismos. Cuenta también con una pequeña zona en el interior del local.
De todas las raciones que pedimos, cabe destacar las croquetas, los calamares y las zamburiñas. El personal muy atento en todo momento y su dueño Marcos, pasaba por las mesas para preocuparse que todo estuviera bien.
Calidad y buen precio, sobre 15€ por persona.
Abre todos los días de 13:00h a 15:30h. y de 20:00h a 23:00h.
El Furancho Rustibodega Ángel, se encuentra en la parroquia de Cobas, perteneciente al municipio de Meaño y fue nuestra segunda parada del viaje.
Cuando llegamos, encontramos un solar enfrente donde poder aparcar los coches sin problema. El furancho está en plena carretera, no tuvimos que hacer muchos malabares para encontrarlo. Enseguida podemos comprobar que está ubicado en la zona baja de la vivienda.
Nada más entrar uno se da cuenta de que este local ya está preparado para su apertura como un establecimiento de hostelería, eso sí, sin perder el encanto de los furanchos. Decoración rústica y tradicional gallega, con piedra en las paredes, sitio amplio y que cuenta también con un patio interior en el que se encuentra un pequeño hórreo.
De todas las raciones que pedimos, cabe destacar por la Richada, plato típico de la zona de Forcadei (con patatas cocidas) y Sileda (con patatas fritas) y que se elabora con carne de ternera gallega, exactamente con la croca (cadera). En este caso la richada está acompañada de patatas fritas y pimientos.
Calidad y buen precio, sobre 15€ por persona.
Abre todos los días menos el martes, de 13:00h a 15:30h. y de 20:30h a 24:00h.
El Furancho A de Pastora, se encuentra en la parroquia de Simes, perteneciente al municipio de Meaño y fue nuestra tercera parada del viaje.
Se encuentra en plena carretera, buscamos un sitio en el arcén para aparcar y nos dirigimos a un caserón de piedra en cuyo lateral, en un anexo a la vivienda, nos encontramos el furancho.
Nos encontramos con un local cerrado con bastantes mesas y donde se encuentra la cocina y una vez atravesado descubrimos la mejor zona, el patio interior. Un hórreo junto a la terraza y la huerta, con una zona de juegos infantiles, con una cama elástica y unos columpios, ideal para ir con niños.
Nos recibe una señora pequeñita (suponemos que era Pastora) y otra chica más joven, que parecían dos terremotos. Menudo nervio que tenían las dos y como desenvolvieron ellas solas todas las mesas, que por cierto el furancho más lleno de todos los que fuimos.
De lo que pedimos, cabe destacar los chipirones y la rica empanada gallega.
Calidad y buen precio, sobre 15€ por persona.
Abre todos los días de 13:00h a 16:00h. y de 20:00h a 24:00h.
El Furancho Lar de Morar, se encuentra en la parroquia de Marcón, perteneciente al municipio de Pontevedra y fue nuestra cuarta y última parada del viaje, de momento.
Es el único que se encontraba un poco más alejado, pero era imprescindible comprobar "in situ" si eran reales las fotografías que habíamos podido ver del lugar.
El coche hay que dejarlo en la carretera, nos costó un poco aparcar, y subir una pequeña cuesta muy empinada.
No es el típico furancho. El edificio principal es una casa rural y nada mas pasar la puerta todo son sorpresas, un lugar idílico desde el momento en que uno se adentra en los jardines, como cuando se entra a cada una de las estancias interiores.
De todo lo que pedimos, cabe destacar la tortilla de patata, de lo mejor que he probado nunca y las lambiscadas, que son una especie de buñuelos de bacalao espectaculares y que llenan un montón.
Algo que es muy importante saber antes de ir, para no meter la pata como yo, es que aquí no sirven postres, detalle en mi opinión que hace que no obtenga la matrícula de honor. El vino, por lo menos el que probamos, no es su fuerte.
La falta de postre hace que la cuenta sea inferior a los demás sitios, en torno a 10-12€ por persona.
Abre de jueves a sábado de 20:00h a 24:00h. y sábados al mediodía de 13:00h a 15:00h.
Para ya finalizar, si habéis ido pinchando en los nombres de los furanchos, habréis podido ver con más detalle los excelentes productos de esta tierra gallega, pero para poder disfrutarlos, tendréis que ir. Yo sin lugar a dudas, que vuelvo a menudo por estas tierras, procuraré ir descubriendo nuevos furanchos para que esta ruta de FURANCHO EN FURANCHO siga creciendo.
Y eso sí, no olvidéis reservar!!!.
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